lunes, 21 de enero de 2013

Sankt Pauli, fútbol y anhelos de libertad

Cada equipo tiene un trasfondo que le hace ser distinto a otro: un presidente ilustre, un jugador peculiar por su historia de vida o por su trascendencia, unos orígenes exóticos...Pero es cierto que unos nos parecen más entrañables, estimulan nuestro interés en mayor medida, por el aura que destilan y por lo raro de su naturaleza.

Ese es sin duda el caso de un conjunto alemán que ni se encuentra entre los más laureados de su país, ni ha acogido nunca a futbolistas de gran nivel, ni cuenta con una estructura especialmente relevante. La ciudad de Hamburgo, una de las capitales financieras de Alemania (junto con Frankfurt), acoge en su barrio pesquero a un humilde equipo de pocos recursos, el Sankt Pauli. 




Hasta los años '80, el St. Pauli fue un club sin mayor incidencia dentro del fútbol alemán que la de un equipo mediocre a nivel deportivo (disputando un par de ediciones de la Bundesliga, pero más presente en categorías inferiores y regionales que en la élite del fútbol alemán). A partir de esa década, el Sankt Pauli decidió coger otros derroteros y se reinventó como 'club de Culto'. El club decidió cambiar su ubicación al muelle de Sankt Pauli, cerca del 'Reeperbahn', centro del ocio nocturno de la ciudad, y del barrio chino. Allí se empapó de la diversidad cultural y del libertinaje de sus gentes y poco a poco fue adoptando una ideología de extrema izquierda; se transformó en el club de los intelectuales, de los ideales más cercanos al comunismo, el anarquismo y el socialismo.

El club fue ganando fama a nivel nacional y pronto se convirtió en uno de los conjuntos con más seguidores y simpatizantes no sólo en Alemania, sino también entre las aficiones de izquierdas de los clubes europeos. El humilde, gris y nauseabundo barrio del puerto de Hamburgo, donde se hospedaban los trabajadores de la zona, alejado de las zonas más prósperas y ricas de la ciudad, formando una especie de gueto dentro de la 'Gross urbe'. A nivel deportivo el equipo tampoco registró un cambio muy sustancial, pero la masa social no dejaba de crecer y el nombre 'Sankt Pauli' cada vez era más conocido y gentes de todo el mundo se acercaban curiosas para comprobar in situ la extravagante historia de ese equipo de las prostitutas, los comunistas y los'apestados', por decirlo vulgarmente, de la sociedad 'hamburguesa' (suena a broma, pero deduzco que éste debe ser el gentilicio correspondiente...).



Ahora vagando por la Bundesliga 2, hace un par de temporadas pudimos disfrutar de la magia del Millerntor-Stadion en la élite del campeonato alemán; el 'Hell's Bells' de AC/DC, que suena para dar la bienvenida a los equipos cuando saltan al terreno de juego para calentar, el símbolo pirata en los banderines de córner y el ambiente infernal que se respira en las gradas hicieron que los Bayern München, Bayer Leverkusen o Borussia Dortmund vivieran un desplazamiento verdaderamente surrealista a lo largo de la temporada 2010-11.

La ideología marcadamente antifascista y antirracista que se respira en el santuario del Sankt Pauli también ha provocado enfrentamientos contra reductos de aficionados de tendencia neonazi (el Hansa Rostock, por ejemplo, siempre se había caracterizado por ser uno de los enemigos públicos de la hinchada del club de Hamburgo por la ideología fascista de una parte de su hinchada, pero los dirigentes del equipo del norte del país neutralizaron a este grupo minoritario violento). Capítulo aparte merece el Hamburgo, cuyo estadio se encuentra en las afueras de la ciudad, por lo que siempre ha existido el rumor burlón que el Sankt Pauli era realmente 'el único' equipo de la urbe alemana. Además, el HSV cuenta también con una facción de extrema derecha entre sus aficionados, por lo que la rivalidad entre los dos equipos es de alta tensión.



Otro de los aspectos que convierten a este club en algo distinto dentro del mundo del fútbol es el hecho de que su último presidente, y una de las cabezas visibles del Sankt Pauli, Corny Littman, es homosexual reconocido; el equipo tiene el mayor número de admiradoras del mundo (de hecho, en las gradas del Millerntor-Stadion se pueden ver casi a más mujeres que hombres). Además del retrueno del famoso tema de AC/DC cuando el equipo salta a calentar, después de cada gol suena a toda pastilla dentro del estadio otro mítico 'hit' del grupo Blur: 'Song 2'.

La masa social del Sankt Pauli se estima en unos 11 millones de aficionados repartidos por todo el mundo y en la Bundesliga 2 cuenta con la mayor asistencia de público de todos los equipos participantes (suele registrar un lleno absoluto (25.000 gargantas). Hay mil historias que contar de este entrañable club (no sólo de fútbol, puesto que también cuenta, por ejemplo, con un equipo de rugby femenino, que ha conseguido alzarse hasta seis veces con el cetro de campeón en la máxima competición alemana de este deporte), pero no podemos contarlas todas (las sabidas, mil más habrá que desconozcamos): finalizaremos con una curiosa y bonita iniciativa que promovió hace unos años.



El Sankt Pauli organizó el verano de 2006, coincidiendo con la disputa del Mundial de Alemania, un torneo alternativo al que invitó a un grupo de selecciones nacionales no reconocidas por la FIFA; Zanzívar, Groenlandia, la República Turca del norte de Chipre, Gibraltar o el Tibet. Como anitrión, el equipo local jugó bajo el nombre de República de Sankt Pauli, aunque con los mismos colores míticos (marrón-ocre y negro) de la camiseta del equipo. El FIFI Wild Cup, como fue bautizada, fue un precioso reconocimiento a estas selecciones 'olvidadas'.



El 'Freudenhaus der Lliga', o 'Burdel de la Liga', como es conocido simpáticamente el club en Alemania, esconde multitud de rarezas, historias personales, intrigas, pero sobre todo emana unión, respeto y tolerancia por las ideas y la forma de pensar de todos y cada uno de los que forman esta entrañable institución.

This is Sankt Pauli Republik!!




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